La vuelta a casa de los cuervos en las tardes de primavera y verano en Bucarest suele ser una actuación espectacular en la que el cielo se cubre de manchas oscuras y el silencio se ve perturbado por sus potentes graznidos.
Tras un largo día estos cuervos urbanos vuelven a sus árboles en los distintos parques de la ciudad. Entre ellos el Parque de Cişmigiu, auténtica ciudad dormitorio para estas especies que dan un toque tenebroso a la visita del mismo antes de la caída del Sol.
Este vídeo que peca de extremadamente casero no es sino un pequeño reflejo de lo que realmente ocurre.
Este vídeo que peca de extremadamente casero no es sino un pequeño reflejo de lo que realmente ocurre.
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