viernes, 9 de diciembre de 2011

Vuelta al Lago Văcăreşti

El fin de semana pasado Yaiza y yo decidimos dar la vuelta al Lago Văcăreşti que debe de tener unos seis kilómetros de perímetro.

El día era gélido pero el sol radiaba como nunca y la aventura parecía prometedora.

Ya me habían advertido que pasear por los alrededores del lago es peligroso por las jaurías de perros, pero no podía desaprovechar la oportunidad de tener una compañera de viaje y descubrir qué ocurría en los alrededores de este lugar.

La caminata comenzó de lo más normal. Quedamos alucinadas del pseudo-humedal artificial que se ha formado en el interior del embalse y de la enorme extensión del mismo. 

Basura por todos lados, como no, y tras unos 15 o 20 minutos las primeras chabolas. Imaginaba que encontraríamos casi un poblado entero de chabolas en en el interior del lago, pero en realidad no superaban la decena. De fondo, musica "Manele" para animar el día. 

Pasadas las primeras chabolas, nos encontramos con el primer vertedero de basura de "generación espontánea". Hubo un momento en el que nuestro paso se vio interrumpido por otra chabola y tuvimos que bajar por la ladera de cemento y volver a subir para seguir el camino.

En este punto llegó la peor parte. A las afueras del lago hacia Calea Văcăreşti se encuentra un barrio bastante amplio de chabolas y, de repente y sin verlo ni quererlo apareció una jauría de perros lanzados como balas hacia nosotras. Lo primero que se me ocurrió es que pasara lo que pasara debíamos seguir el paso evitando cualquier contacto visual con los perros e intentar mantener la calma aunque por dentro nuestros corazones estuvieran a punto de colapsar por la taquicardia. Pasaban los segundos y los perros nos seguían y ladraban como fieras con rabia. Los segundos fueron como horas, pero después de un tiempo que parecieron días dejaron de seguirnos. 

El resto del trayecto transcurrió sin problemas aunque en el fondo seguíamos muertas del susto y deseosas de salir de este lago salvaje. Pasamos los Asmita Garden, vimos desde las alturas la CET Sud (Central Termoeléctrica Sur), el Autovit y finalmente el Hotel RIN Grand Hotel.

El lugar tiene su potencial, está desmerecido, abandonado y no valorado desde el punto del vista del ocio. Por supuesto que muchos sueñan en construir en él los mayores edificios aunque para mi gusto sería un lugar ideal de ocio, un espacio abierto y extraño con unas vistas para descansar la mirada. Sorprende descubrir que pueda existir un lugar semejante en esta ciudad.