Aunque en casi una década este bar haya cambiado un poco su apariencia, aún sigue manteniendo a la misma clientela y teniendo casi el mismo ambiente. Digo casi porque han pasado cerca de diez años desde la primera vez que pisé el ARGENTIN. Otros aires circulaban a principios de los 2000.
En medio del meollo del casco viejo de la ciudad, el ARGENTIN se mantiene impasible ante el nuevo mundo de bares y restaurantes que se han reproducido como hongos a su alrededor.
El más bárato, el más macarra y el más popular.