Como si el tiempo no tuviera efecto en las alturas, la vida en Curmătura continúa siendo la misma. Allí nos hemos encontrado al Indiferente como una esfnge que observa desde el calor de la chimenea y a la familia de bernardos que reciben y despiden a los viajeros. Bernardito ha crecido mucho y le saca ya a su madre unos buenos palmos. Eso sí, sigue siendo un encanto.
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| El indiferente |
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| Oda a los San Bernardos de la cabaña |
