Uno de cada seis rumanos ha salido de Rumanía a trabajar en el extranjero.
Una buena parte de ellos provienen del medio rural y el dinero que han enviado a
casa ha transformado de forma irreversible los lugares de los cuales han
partido. Los cambios son mucho más visibles en los pueblos, donde la calle
principal es una escena abierta al público donde puede verse claramente la
competición social entre sus habitantes. Lo contrario ocurre en las
ciudades, donde esta competición tiene lugar de forma individual y de puertas
para adentro.
A pesar del hecho de que estos emigrantes han mantenido la economía de
Rumanía en los últimos años, aquellos que se han quedado en casa han elegido el
nombre peyorativo de căpşunari[1] para
los que se han marchado.
„Mândrie şi beton” es un proyecto sobre las transformaciones recientes que
han tenido lugar en los pueblos tradicionales rumanos y en modo especial en Ţara
Oaşului şi Maramureş tras el abandono masivo de gente en busca de trabajo en el
extranjero, aunque sobretodo se trata de un proyecto sobre los hombres que se
encuentran detrás de estas transformaciones.
[1] Căpșunăr
es aquella persona que ha marchado principalmente a España a trabajar en la recogida de las fresas
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