viernes, 9 de septiembre de 2011

Pasear por Bucarest "O mare problemă"

Gracias al pivote no toda la acera está invadida pero son pocos.
 Una buena estrategia
sería invadir la ciudad de pivotes...
A estas alturas no me cabe ninguna duda que Bucarest es una ciudad increíble con un enorme potencial y que posee miles de rincones para deleite de sus visitantes. 

Tristemente presenta un problema y muy gordo. Para caminantes natos como yo que adoran rastrear cada rincón de los lugares en los que habitan o visitan, Bucarest estropea esta tentativa básicamente porque sus aceras (cuando las hay) están invadidas por coches. 

Hoy decidí hacer una caminata larga y llegué a casa bastante mosqueada por esta situación. Incluso en el mismísimo centro, lugar que pretende dar una bienvenida calurosa a los pocos turistas que poco a poco van llegando y se atreven a visitar la ciudad, la situación no cambia. Pasear por Bucarest puede llegar a convertirse en una carrera de obstáculos y como muchas veces no queda más remedio que pasar por la calle hay que estar con todos los sentidos alerta para que ningún loco al volante te pase por encima.

Otra situación cotidiana que me cabrea bastante pero que por otro lado me parece de lo más pícara y espabilada es la decisión espontánea y totalmente individualista por parte de muchos sujetos de impedir a los ciudadanos de pleno derecho a aparcar en determinados lugares. Esta no permisión puede realizarse colocando simplemente un cartel que dice no aparcar o impidiendo el aparcamiento mediante la colocación de un objeto voluminoso en el espacio que se desea guardar para uno mismo o para alguien que va a pagar por él. Los lugares más comunes donde esto sucede son la entrada a pequeños locales comerciales, o los alrededores de edificios públicos o por ejemplo las casas de particulares que tienen garages. 

Estas personas en ningún caso están pagando al ayuntamiento por el derecho a reservarse estos espacios. Nunca me he atrevido a desafiar estos vados ilegales por miedo a que le pudiera pasar algo al coche. Me encantaría conocer alguna historia en la que se haya desafiado esta tradición tan arraigada

Detrás de cada uno de estos objetos hay una persona que lo vigila. 

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