miércoles, 10 de agosto de 2011

Cuando la carne sabe a carne

Es poco común encontrar en esta ciudad locales en los que la carne de vaca o de pato, por poner un ejemplo, esté tierna y deliciosa. Con el pollo y el cerdo sí existen altas probabilidades de tener éxito ya que hay buena materia prima. Esto no implica que al pedir un cerdo o un pollo uno vaya a quedar satisfecho ya que la forma de cocinar el mismo es muy importante. 

La parrilla es una de las más apreciadas alternativas de  cocinar las carnes  y el asadero es una actividad nacional que la gran mayoría de los ciudadanos adora.  En casi cualquier restaurante se puede encontrar una sección aparte en el menú exclusiva para "Grătar", es decir, comida a la parrilla. La pena es que no siempre un pollo o un cerdo a la parrilla salen como deberían pues en muchos locales existe la tendencia a chamuscar la carne. Os aviso que esto no parece ser motivo de disgusto para muchos consumidores nacionales.

Volviendo al pato y a la vaca, en Bucurestiul Insular nada de esto parece que pudiera ocurrir.

El local se encuentra ubicado en el barrio de Hala Traian junto al mercado Piaţa Traian. Se trata de una villa restaurada con una terraza bastante amplia y de forma anexa, en un lateral se ve la cocina. Ésta está ubicada en lo que parece un antiguo invernadero de cristal, toda una joya, y desde la terraza puedes ver todo lo que ocurre en ella. El cocinero y dueño del restaurante nos comentó que tenía en mente plantar ciertas especies en el invernadero para tener algo de autonomía a la hora de usar determinados ingredientes en las recetas. El proyecto parece muy interesante y espero que lo lleve a buen término.

El día había sido ventoso y la terraza no parecía en principio el mejor lugar para estar, así que tuvimos la oportunidad de ver los interiores de la villa para decidir dónde comer, si dentro o fuera. Parecía un espacio muy agradable y cálido pero al estar vacío, nos quedamos en la terraza donde con suerte  pasamos una noche muy agradable y fresca. 

La cena estuvo deliciosa y nuestras carnes se deshacían como la mantequilla. Después pudimos comprobar que nuestro cocinero tiene una extensa y rica carrera a sus espaldas y eso se nota significativamente no sólo en la presentación de los platos sino en su calidad.

Como platos únicos pedimos Piept rata cu sos capsuni si ghimbir “Café de la Paix” (pechuga de pato con salsa de fresas y jengibre) y Turnedo vita cu sos trufe albe (tournedos de vaca con salsa de trufas blancas). Dos platos de esos que te hacen la existencia un poco más agradable, y no bromeo con esto, cuando un plato, según mi criterio, ha sacado una buena nota, es decir, que ha estado delicioso, es porque me ha dado un toque de felicidad. Pues bien, tras llenar nuestro estómagos con buena materia y dejar nuestros corazones contentos, nos pasamos al postre.


Nos habría gustado probar el Mousse au Chocolat y la Tort Ciocolata cu mascarpone pero no tenían en ese momento, así que optamos por el Strudel de mere cu îngheţată y la Tarta cu fructe de padure. Ambos estaban hechos con ingredientes frescos y el Strudel recién salido del horno. Aún así, no me aportaron tanto regocijo. Siempre llevo conmigo unas elevadas espectativas con la repostería, aunque para mi desgracia, no parece ser un dominio muy cuidado en los restaurantes.


De cualquier forma, haciendo una valoración global, Bucurestiul Insular es un restaurante que merece ser visitado y probado. Su creación ha sido una visión de largo recorrido, en la que se han invertido todos los medios posibles para crear una cocina moderna pero al mismo tiempo que esté a la altura del gusto de los ciudadanos de Bucarest (en vías de modernización) y de sus bolsillos.  



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